Ojalá hubiera sabido lo fuerte que es

Enviar a un niño a la guardería con un diagnóstico de CC puede ser angustioso. Pero cuando Katie recuerda ahora aquel día, sólo puede asombrarse de todo lo que su hija ha conseguido.

Nacida hace 21 años con sólo dos kilos y medio y con tetralogía de Fallot, Casey sigue ahora los pasos de su padre y de su abuelo como estudiante de tercer año en la Universidad de Notre Dame. Casey consulta actualmente al cardiólogo pediátrico Glen Iannucci, MD, en la clínica de Cardiología de Children’s Healthcare of Atlanta de Alpharetta, donde permanecerá hasta que cumpla 23 años.

A Casey le repararon totalmente el defecto cardiaco a los pocos meses de nacer y le implantaron una válvula pulmonar artificial cuando tenía 12 años. Katie dijo que se preocupaban cada vez que Casey daba el siguiente paso en la vida, pero pronto llegaron a creer que podía hacer casi cualquier cosa, incluidos deportes como el lacrosse y el baloncesto. Por parte de Casey, su madre dice que no sabe nada diferente.

«Por suerte no recuerda los momentos realmente duros», dijo Katie. «Aunque vive con las cicatrices físicas de su viaje, está algo orgullosa de ellas. Los niños son increíblemente fuertes y resistentes, y no saben lo que no saben. Sólo saben quiénes son, y son capaces de tanto. Ten paciencia y deja que sean quienes son».

Katie dijo que, cuando nació Casey, se sintieron agradecidos por tener a su disposición, cerca de Atlanta, la atención de primera clase del Centro Cardiológico de Children’s Healthcare of Atlanta, junto con la excelente atención ambulatoria de Cardiología Infantil. Dijo que la calidad profesional de la atención y la capacidad para gestionar los casos más complejos hacen que Children’s destaque. Aprecia cómo el equipo de cardiología pediátrica ha personalizado la atención de Casey a su etapa de la vida a medida que ha ido creciendo.

«Tiene los mejores médicos y enfermeras, que tienen la experiencia y los conocimientos que nosotros no tenemos», dijo Katie. «Es un enorme acto de fe transferir tu confianza a sus manos, y hace falta valor para hacerlo. No es fácil, pero estos niños están en buenas manos, ¡y puede acabar bien o más que bien! A nosotros nos ha pasado, y estamos muy agradecidos».

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